Respuestas a un artículo de opinión publicado en LNE que difama al Estado de Israel

El pasado 8 de febrero LNE publicó un artículo de opinión en el que se insultaba y se difamaba el Estado de Israel. Dos miembros de la Coordinadora Estatal de Lucha contra el Antisemitismo respondieron a este artículo.

En respuesta al artículo «Ahora vamos a por Cisjordania»

Autor: Nataniel castaño

El texto titulado «Ahora vamos a por Cisjordania”, publicado el día 8 de febrero de 2025, presenta una visión parcial y distorsionada del conflicto entre Israel y los palestinos. A través de afirmaciones sesgadas, omisiones significativas y lenguaje incendiario, se busca construir una narrativa parcial que ignora el contexto histórico y los hechos verificables.

El texto afirma que Israel ha destruido Gaza con total impunidad, sin mencionar que la ofensiva israelí fue una respuesta directa a los ataques perpetrados por Hamás. Desde el 7 de octubre de 2023, este grupo terrorista ha lanzado miles de cohetes contra ciudades israelíes y ha cometido atentados contra civiles. De acuerdo con el derecho internacional, cualquier país tiene derecho a la autodefensa, conforme al Artículo 51 de la Carta de la ONU. Además, la comunidad internacional ha intervenido activamente en el conflicto, con mediaciones impulsadas por Egipto, Qatar y Estados Unidos, así como múltiples resoluciones de la ONU.

Si bien es cierto que ha habido incidentes de violencia en Cisjordania, la descripción del texto ignora el contexto de ataques palestinos contra israelíes. Según datos oficiales, en 2023 se registraron más de 200 atentados contra civiles israelíes, incluyendo apuñalamientos y embestidas con vehículos. La afirmación de que los colonos judíos actúan con «total impunidad» es inexacta, ya que Israel ha procesado a ciudadanos israelíes involucrados en actos violentos contra palestinos, incluyendo condenas a prisión. La realidad es más compleja y no puede reducirse a una narrativa unilateral.

El texto cita una supuesta declaración de Donald Trump sobre «limpiar Gaza de palestinos» sin proveer ninguna fuente verificable. Además, distorsiona el origen del conflicto al afirmar que «realmente empezó» con la publicación del libro «El Estado Judío» de Theodor Herzl en 1896. Esto ignora décadas de tensiones entre comunidades árabes y judías en la región, así como la resolución de la ONU de 1947 que propuso la partición de la región que estaba bajo el mandato británico en dos Estados, una solución que fue aceptada por la comunidad judía pero rechazada por los países árabes, lo que llevó a una serie de guerras.

El artículo menciona la existencia de asentamientos israelíes en Cisjordania sin contextualizar la situación legal del territorio. Cisjordania nunca ha sido parte de un Estado palestino soberano; antes de 1967, estaba bajo control jordano y en ese periodo Jordania no permitió que se estableciera un Estado palestino. Aunque la legalidad de los asentamientos es un tema de debate, Israel sostiene que los Acuerdos de Oslo establecen un marco para su resolución mediante negociaciones, algo que la Autoridad Palestina ha rechazado en varias ocasiones.

Por otra parte comparar la situación en Cisjordania con el apartheid sudafricano es una falacia. En Israel viven alrededor de 2 millones de ciudadanos árabes que disfrutan de plenos derechos civiles, incluyendo voto y representación parlamentaria. En Cisjordania, la división territorial responde a los Acuerdos de Oslo, en los que la Autoridad Palestina ejerce el gobierno sobre la población palestina. Las restricciones de movilidad impuestas por Israel responden a amenazas de seguridad y ataques terroristas, no a una política de segregación racial.

En conclusión, el texto «Ahora vamos a por Cisjordania» ofrece una versión sesgada y parcial del conflicto, omitiendo información clave y empleando un lenguaje que demoniza a Israel. La realidad es mucho más compleja y requiere un análisis basado en hechos, no en propaganda. Para lograr una paz sostenible, es necesario reconocer la responsabilidad de ambas partes y fomentar un diálogo constructivo en lugar de alimentar narrativas que solo perpetúan la hostilidad.

Si no hubiera Hamás ni Yihad Islámica Palestina, no habría guerra en Gaza ni en Cisjordania

Autora: Jimena García Herrero

El sábado 8 de febrero, en LNE se publicó un artículo de opinión sobre Cisjordania. La desinformación que transmite es tan abrumadora que resulta difícil saber por dónde empezar y qué partes comentar.

Lo primero, hay una realidad muy simple: si no hubiera Hamás ni Yihad Islámica Palestina, Israel no estaría bombardeando Gaza ni interviniendo en Cisjordania.

No puede obviarse que toda esta guerra comenzó con el ataque del 7 de octubre de 2023, retransmitido en directo por los propios terroristas de Hamás y por civiles palestinos de Gaza que participaron en la masacre. Todo el mundo pudo ver el horror y la barbarie de los hechos.  ¿Qué ocurrió entonces? Que, para contrarrestar aquellas imágenes, había que acusar a Israel de lo mismo. Inmediatamente y sin dilación. No era una tarea fácil esta vez, pero de nuevo lo lograron. La maquinaria del antisemitismo —disfrazado ahora de antisionimo, anticolonialismo, y demás ismos—,  siempre preparada, consiguió que la narrativa victimista del grupo terrorista y de sus pagadores e instigadores triunfara. Aunque es cierto que demonizar al Estado de Israel siempre resulta fácil, atacar al judío siempre lo fue. 

Es una técnica fácil y antigua confundir al lector con bailes de cifras, para aparentar que hay una investigación profunda sobre el tema y deslizar entre ellas el verdadero mensaje, que no es otro que el de “Israel más y peor”. Cuando hablamos de víctimas, ¿no discernimos entre víctimas civiles y terroristas? En ningún medio se hace. Parecen todo víctimas inocentes. Yo tengo otra cifra: el 96% de los palestinos asesinados en Cisjordania eran combatientes o terroristas y el 4% civiles que quedaron atrapados por error en el fuego cruzado. Como en todas las guerras, el número de víctimas inocentes es terrible y doloroso. Pero no puede obviarse que en Cisjordania también están instalados los grupos terroristas de Hamas y la Yihad islámica, y que el contrabando de armas procedentes de Irán a través de la frontera jordana es cada vez mayor.

Cuando hablamos de presos, ¿distinguimos entre terroristas, —o delincuentes, violadores, narcotraficantes, maltratadores y demás presos comunes— o son todo detenciones de civiles inocentes que pasaban por ahí como parece dar a entender? Decir sin más que un tercio de los presos palestinos que están actualmente en las cárceles israelíes no han tenido juicio puede resultar al lector intolerable. Pero a lo mejor no sabe que, según el Informe General de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias de 2023, el 17,1 % de los presos en España están en situación de prisión preventiva. ¡Menos mal que no estamos en Guerra contra el terrorismo!

Los ataques de colonos extremistas en Cisjordania ni tienen impunidad ni la aquiescencia del ejército israelí. Pero también aquí hay que distinguir: unos fueron provocados por los colonos extremistas, otros reyertas y batallas entre ambos bandos y otros por los palestinos. Es cierto que algunos de estos ataques se tardaron en investigar. Pero ya hay detenciones y arrestos, investigaciones abiertas y varios funcionarios de la policía están siendo inspeccionados por la fiscalía por obstrucción a la justicia. Israel es una democracia y tomará medidas. No lo duden. Es obsceno intentar equiparar la imagen de los colonos extremistas a los ataques del 7 de octubre. En cuanto a la afirmación de que el conflicto empezó con la publicación en 1896 del libro “El estado judío” de Theodor Herzl demuestra tal desconocimiento que sería demasiado extenso para el propósito de este escrito explicarlo.  Hay una dura realidad, los propios palestinos fueron quienes rechazaron la idea de un Estado Palestino desde el principio, dijeron que no a cualquier tipo de concesión, no reconocieron el Estado de Israel —establecido legítimamente por Naciones Unidas— y, finalmente, se quedaron sin nada. En las fronteras de 1948 y de 1967 Israel ya estuvo. ¿Y cuál fue la respuesta de los palestinos y de los países árabes? Guerra. Ahora Israel tiene tratado de paz con Egipto y Jordania, quienes acabaron en sus países con los grupos terroristas palestinos sin que nadie alzase la voz, reconocieron el Estado de Israel y hay una paz que parece duradera. Los acuerdos de Abraham, firmados en 2020, llevaron también a la normalización de las relaciones diplomáticas, económicas y culturales entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos y Baréin. Creo que los hechos son claros. Si no hubiera Hamás ni Yihad Islámica Palestina, Israel no estaría bombardeando Gaza ni interviniendo en Cisjordania. Si no hubiera Hamás ni Yihad Islámica Palestina, el pueblo palestino tendría paz y futuro. Pero hay quienes prefieren  sacrificarlos y condenarlos a una guerra continua.