Este hallazgo abre la puerta a una investigación más amplia sobre cómo los diferentes patógenos regulan sus actividades dañinas.
Autor: ARIELA OHRENSTEIN / 28 DE ABRIL DE 2025
Un nuevo estudio revisado por pares publicado el miércoles en la revista Nature Communications ha revelado información crucial sobre cómo comienzan las infecciones , allanando potencialmente el camino para nuevos métodos para combatir las enfermedades infecciosas.
Investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén han descubierto un nuevo compartimento formado por la proteína bacteriana CsrA. Este compartimento sin membrana, con una estructura similar a una gotita dentro de las células, actúa como un centro de control temporal que regula cuándo y cómo las bacterias activan sus genes patógenos.
El equipo de investigación utilizó proteínas fluorescentes para rastrear la CsrA dentro de las bacterias. Los científicos lograron ver partes específicas de las células bacterianas haciéndolas brillar. De esta manera, descubrieron un mecanismo mediante el cual las bacterias dañinas se preparan para atacar a sus huéspedes.
La CsrA desempeña un papel clave a la hora de ayudar a las bacterias a decidir qué genes activar o desactivar, en particular aquellos vinculados a la virulencia bacteriana (la capacidad de causar enfermedades) .
Si bien los científicos saben desde hace tiempo que la CsrA es fundamental para la virulencia bacteriana, el nuevo estudio revela que no funciona sola. En cambio, la CsrA se concentra en un compartimento sin membrana, lo cual parece ser crucial para controlar el comportamiento bacteriano .
“Este compartimento actúa como un centro de control temporal”, explicó el profesor Ilan Rosenshine, quien dirigió la investigación. “Ayuda a las bacterias a cambiar de marcha, ya sea preparándose para infectar o desacelerándose para conservar energía”.
El impacto del descubrimiento es que podrían existir compartimentos similares en otras bacterias.
Uno de los aspectos más emocionantes de este descubrimiento es que podrían existir compartimentos similares en una amplia gama de bacterias, en lugar de solo en una especie. Este hallazgo abre la puerta a una investigación más amplia sobre cómo diferentes patógenos regulan sus actividades nocivas.
Fuente: https://www.jpost.com/health-and-wellness/article-851814