Gracias al patrocinio de la UNRWA y al uso político de su sufrimiento, millones de palestinos siguen atrapados en el exilio; ha llegado la hora de ofrecerles una salida real.
(Puntos clave del artículo de opinión escrito por GOL KALEV, Giro pro-palestino: Ampliar el plan de Trump a los refugiados de 1948, para el Jerusalenm Post)

La próxima semana se cumplen 77 años de la Nakba, término que significa “desastre”, y hace referencia al desplazamientode de cientos de miles de palestinos ocurrido en 1948, durante la creación del Estado de Israel. Este acontecimiento es considerado el pilar del nacionalismo palestino, y sus consecuencias persisten en la actualidad: millones de palestinos siguen viviendo como refugiados, muchos en campos en Gaza, Cisjordania y países vecinos, sin haber sido reasentados a diferencia de otros refugiados del siglo XX.
A diferencia de otros grupos desplazados en la misma época histórica, cuya situación se resolvió en pocos años, la condición de los refugiados palestinos se ha prolongado, alimentando una narrativa nacionalista centrada en el derecho al retorno y la creación de un Estado palestino. Este enfoque colectivo ha sido reforzado por la ayuda internacional, que mantiene el estatus de refugiado de los palestinos a través de la UNRWA, lo que perpetúa su sufrimiento con fines políticos: fortalecer el movimiento nacional palestino como herramienta para oponerse a Israel, a menudo, limitando las posibilidades individuales de los refugiados de rehacer sus vidas en otros lugares.
Cambio de paradigma en 2025
En los últimos años ha comenzado a surgir una nueva perspectiva, es decir, un cambio de narrativa centrada en los derechos humanos y la libertad individual de elección, más que en objetivos políticos colectivos. Esto es, pasar de los “derechos nacionales” a los “derechos humanos” de los palestinos. Esta visión plantea la posibilidad de liberar a los refugiados palestinos de una narrativa occidental que, en lugar de empoderarlos como individuos, los utiliza como símbolo de resistencia colectiva: se les ha dicho que su sufrimiento debe servir a la causa del Estado palestino, incluso a costa de su bienestar individual. El cambio de narrativa ofrece a los refugiados palestinos la opción de reubicarse voluntariamente en nuevos territorios, donde puedan vivir con seguridad, dignidad y oportunidades de desarrollo personal, sin que eso implique renunciar a sus ideales históricos o identitarios.
Además, algunos países árabes han mostrado interés en proyectos estratégicos que podrían integrar a comunidades palestinas reubicadas, especialmente en regiones subdesarrolladas que necesitan mano de obra y población. Esto podría abrir nuevas posibilidades económicas, sociales y ecológicas para toda la región.
Al mismo tiempo, el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, comparable a la guerra de Yom Kipur de 1973, demostró que la lucha armada no puede traer de regreso a los refugiados a Israel. Al igual que Egipto cambió su estrategia hacia la paz con Israel, los palestinos deberían asumir que la vía militar para recuperar territorios o cambiar la situación política ha fracasado. Así, muchos palestinos comienzan a contemplar opciones que prioricen su bienestar personal y familiar, incluso si eso significa replantear ciertos principios tradicionales.
La idea central que emerge es que los refugiados deben tener por fin la capacidad de elegir su propio destino: quedarse donde están, continuar luchando por el retorno, o aceptar nuevas oportunidades en otros lugares. Esta autodeterminación individual, ausente durante décadas, podría representar un cambio profundo y liberador en el camino hacia una solución justa y humana para millones de personas.
La propuesta de reubicación
La propuesta central es un plan de reubicación masiva, que incluiría no solo a los palestinos de Gaza afectados por la guerra de 2023, sino también a los refugiados de 1948. Este plan permitiría:
- Mejorar su calidad de vida fuera de Gaza y Cisjordania.
- Escapar de los dogmas nacionalistas y de la dependencia de organizaciones internacionales.
- Participar en proyectos estratégicos, como el desarrollo del este de Jordania (la llamada «Riviera del Desierto»), que podría ser apoyado por países árabes, Europa y la ONU.
Opciones para el futuro palestino
Sobre la mesa se presentan dos opciones futuras para los refugiados de 1948:
- Reubicarse y elegir su camino personal: beneficiarse de una vida mejor, ya sea manteniendo su deseo de regresar algún día o incluso asociándose con Israel de manera libre y sin presiones ideológicas.
- Apoyar desde el exterior a movimientos hostiles hacia Israel, como Irán, a Hermandad Musulmana o Turquía, si esa es su decisión personal.
En cualquier caso, el verdadero acto de justicia sería ofrecer a los palestinos la libertad de elegir, algo que les ha sido negado por Occidente en nombre del nacionalismo palestino. La autodeterminación palestina no debe depender exclusivamente de la creación de un Estado o del retorno a un territorio, sino del reconocimiento del derecho individual a decidir su destino. La reubicación puede ser una vía de empoderamiento, y no una rendición, y pondría fin a la narrativa de Occidente que instrumentalizó durante décadas la causa palestina con fines geopolíticos.
El autor del artículo original, Gol Kalev, es autor de un nuevo libro, » El Ataque al Judaísmo: La Amenaza Existencial Viene de Occidente» . También es autor de «Judaísmo 3.0: La Transformación del Judaísmo al Sionismo» y presidente del grupo de expertos Judaísmo 3.0 (Judaism-Zionism.com). Sus artículos geopolíticos se publican en: EuropeAndJerusalem.com.