Respuesta a artículo de opinión publicado en LNE sobre exposición fotográfica de la Universidad de Oviedo

La Universidad de Oviedo, a través de su Área de Cooperación, Tercer Sector y Responsabilidad Social, alberga la exposición fotográfica Cisjordania Resiste, que presenta una visión sesgada y parcial de la situación en Judea y Samaria. Ante el asombro y la protesta de varios ciudadanos por esta distorsión de los hechos, la Asociación Asturiana de Amigos de Israel, la Comunidad Judía de Asturias y la Coordinadora de Lucha contra el Antisemitismo enviaron una carta al rector de la Universidad expresando su preocupación. En ella, señalaron cómo la muestra descontextualiza ciertos acontecimientos y omite una parte fundamental de la historia, al tiempo que le invitaban a un diálogo informado y constructivo.

Sin embargo, no hubo respuesta por parte del rector. Días después, el director del Área de Cooperación, Tercer Sector y Responsabilidad Social publicó un artículo en La Nueva España respaldando la exposición titulado ¿Cisjordania resiste?.

En respuesta, un miembro de la Coordinadora de Lucha contra el Antisemitismo envió una réplica al periódico, que fue publicada únicamente en su versión digital, negándole así el derecho a una réplica justa en la edición impresa.

No es resistencia, es terrorismo y barbarie

Autora: Jimena García Herrero

A veces uno sabe de qué lado estar,

simplemente viendo quiénes están al otro lado (Leonard Cohen)

            El claustro del edificio Histórico de la Universidad de Oviedo alberga una exposición fotográfica que ofrece una visión parcial de Judea y Samaria —territorio denominado Cisjordania durante la ocupación y anexión ilegal por parte de Jordania, como su nombre indica— sin proporcionar el contexto histórico y legal necesario para una comprensión objetiva de la situación. Como consecuencia, cualquier persona que desconozca estos hechos saldrá de la muestra con un profundo sentimiento de rechazo, cuando no de odio, hacia Israel. No son tanto las imágenes en sí, sino los textos que las acompañan, los que inducen esta percepción sesgada.

            Es particularmente alarmante que el director de área de Cooperación, Tercer Sector y Responsabilidad Social de la Universidad pública de Oviedo haya declarado el 20/02/2025 en en un artículo LNE: “Cisjordania resiste, Gaza resiste, los palestinos resisten”, y que, acto seguido, afirme que la Universidad debe ser “parte significativa del raciocinio, la ética y el compromiso social con los más vulnerables”, así como que “seguirían apoyando iniciativas que promuevan los principios democráticos para una cultura de paz y solidaridad”. Estas palabras resultan espeluznantes cuando se consideran en su debido contexto.

            Gaza resiste. ¿Es resistencia el horror y la barbarie de la masacre del 7 de octubre en Israel, perpetrada por los grupos terroristas Hamás y Yihad Islámica con la participación de una parte significativa de la población civil gazatí? ¿Es resistencia asesinar a civiles inocentes, incluidos bebes, niños y ancianos, descuartizarlos, quemarlos y violar a mujeres, mutilarlas, cortarles el pecho y jugar con sus restos como si fuera un balón de fútbol? ¿Es resistencia lanzar más de 12.000 misiles contra poblaciones civiles israelíes? ¿Secuestrar a hombres, mujeres y niños, vivos o asesinados, para intercambiarlos por terroristas condenados por el asesinato de decenas de civiles israelíes? ¿Es resistencia la celebración pública del retorno de los secuestrados con la población gazatí, incluidos montones de niños en primera fila, vociferando y gritando “¡allahu akbar!”, “¡Muerte a Israel!”, “¡Muerte a los judíos!” o “¡Desde el río hasta el mar!” (llamada al exterminio del Estado de Israel)? ¿Es resistencia entregar a los rehenes liberados fotografías de su cautiverio y un certificado, como si hubieran estado en un campamento de verano, exhibirlos ante el público y las cámaras, obligarles a sonreír, saludar y dar las gracias? ¿O hacer un espectáculo público con los ataúdes de tres miembros de la familia Bibas, incluido un bebé y un niño, y del periodista y pacifista Oded Lifshitz, de 83 años? ¿Es resistencia enviar en uno de esos ataúdes el cuerpo de una mujer desconocida en lugar del cuerpo de Shiri Bibas? ¿Es resistencia utilizar a la población palestina incluidos niños, mujeres y ancianos como escudos humanos?  No, no es resistencia. Es terrorismo y barbarie.

            Cisjordania resiste. ¿Son resistencia los más de mil ataques terroristas lanzados desde Judea y Samaria —tiroteos, apuñalamientos, embestidas con coches, atentados suicidas— perpetrados por Hamás, Yihad Islámica Palestina, las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa y otros grupos terroristas contra la población civil israelí? ¿Es resistencia colocar bombas en autobuses de Israel, programadas para explotar en horas punta y causar la mayor cantidad posible de víctimas civiles? ¿Es resistencia que la Autoridad Palestina financie el programa “Fondo de los Mártires” o “Pagar por matar”, con el que premia a terroristas que asesinan a israelíes y judíos? Cuanto más sanguinario es el atentado, mayor es el salario transferido al terrorista y su familia. ¿Es resistencia utilizar a la población palestina incluidos niños, mujeres y ancianos como parte integral de estas acciones sangrientas? No, no es resistencia. Es terrorismo y barbarie.

En la exposición se muestra una fotografía de Ahed Tamimi, presentada como una activista palestina de 23 años, encarcelada por Israel. Sin embargo, lo que no se menciona es que esta misma activista, partidaria del terrorismo, el 28 de octubre de 2023, público en Instagram, una llamada explícita al asesinato de judíos: «Os estamos esperando en todas las ciudades de Cisjordania, desde Hebrón hasta Yenín. Os mataremos y diréis que lo que os hizo Hitler fue una broma. Beberemos vuestra sangre y nos comeremos vuestro cráneo. Vamos, os estamos esperando«.

  La Universidad, como institución académica de prestigio financiada con fondos públicos, tiene la obligación de fomentar un debate informado y justo. Una exposición que presenta una narrativa unilateral y manipulada no promueve una cultura de paz, sino de odio. Pero, al parecer, nada puede perturbar la narrativa impuesta.