Memoria, dignidad y justicia para las víctimas de la masacre antisemita del 7 de octubre de 2023

Comunicado nº 9

En la madrugada del 7 de octubre de 2023, desde la Franja de Gaza, la organización terrorista palestina Hamás junto a otros grupos armados y de civiles gazatíes lanzaron un ataque coordinado contra diversas poblaciones de Israel, los kibutzs, el Festival pacifista «Nova y las bases militares israelíes del sur. El ataque antisemita no tuvo precedentes tanto por su alcance, sadismo y brutalidad, como por su complejidad al articular un ataque simultáneo por tierra, mar y aire, en el que participaron cerca de 3.000 salvajes terroristas sedientos de sangre y lanzaron  cientos de cohetes.

Irrumpieron en casas familiares, incendiaron hogares con las familias en su interior, violaron a mujeres y hombres, ejecutaron a niños y despedazaron a bebés, dispararon indiscriminadamente, degollaron y asesinaron a sangre fría y sádicamente a familias enteras y a jóvenes que huían o se escondían en sus refugios, a personal de defensa, fue una masacre que se extendió a un festival donde se abogaba por la convivencia social y la paz entre ambos pueblos. Ese día asesinaron más de 1.200 personas, de las cuales más de 800 eran civiles -incluyendo 36 niños, uno de 10 meses, y 71 extranjeros- y a 373 miembros de las fuerzas de seguridad. Ese día, los hospitales del sur de Israel registraron unos 3500 heridos, Se cometieron atrocidades sin límite.

El terror no terminó ahí. Durante el ataque, 251 personas – incluidos niños, mujeres, ancianos y personas con discapacidad- fueron golpeados, secuestrados y trasladados al territorio palestino de Gaza, aterrorizados, torturados y humillados públicamente. Esta masacre constituye una flagrante violación del Derecho Internacional y un crimen de lesa humanidad, a los que hay que añadir su carácter de crimen de agresión contra la paz, dado que fue el inicio de la actual guerra entre Israel y Hamás, así como de incontables crímenes de guerra asociados, como son los lanzamientos que hasta hoy suman más de 50.000 cohetes y misiles hacia la población civil israelí, que han sido efectuados por diversas organizaciones terroristas como los hutíes, hezbolá y otros junto con Irán, en 7 frentes de ataque, aunque en su mayoría neutralizados por el sistema defensivo de Israel.

La dimensión del Kinocidio Antisemita

Las filmaciones realizadas por los asesinos, las imágenes de cámaras de seguridad y los testimonios de supervivientes documentaron las masacres dentro de las viviendas, su captura de civiles y el horror en el festival de música. Esas imágenes las exhibió Hamás con orgullo sádico, difundiéndolas en un claro intento de destrozar psíquicamente a los israelíes y a cualquier persona civilizada. Vimos con asombro una crueldad que en lo cualitativo superaba al sadismo nazi.

Un grupo de expertos juristas internacionales lo definió como «Kinocidio”, nuevo término que señala como dimensión cualitativa  los asesinatos propiciadores del máximo dolor, al ejecutarse sistemáticamente, delante y viéndolo  toda la familia, a la que paso a paso se acaba asesinando; primero asesinan al bebe, luego violan y queman a la madre, o la descuartizan y después torturan y acaban con el padre.  Ademas se filma el horror, se celebra en las calles y se difunde vía digital.  El crimen contra la humanidad del Kinocidio se aborda en un Informe elaborado por la Comisión Civil sobre los Crímenes cometidos por Hamas el 7 de octubre contra Mujeres y Niños, y cuenta con el respaldo del Centro Raoul Wallenberg para los Derechos Humanos que lo señala como estrategia de destrucción sistemática de familias de gran impacto emocional.

La lógica estratégica del terror nos depara la macabra negociación por los 48 secuestrados que Hamas tiene en sus túneles de la muerte, y que ahora nos muestran a algunos famélicos y  anuncian su asesinato. Todo lo que acontece son crímenes de guerra, desde el uso de escudos humanos (población civil gazatí), contrario al derecho internacional, hasta la utilización de instalaciones civiles (escuelas, hospitales…), lugares desde donde realizan lanzamientos de los cohetes depositados en su mas de 700 km de túneles, al igual que el robo de la ayuda humanitaria destinada a gazatíes, hechos que han sido prácticamente silenciados en las noticias mediáticas acerca de esta guerra entre Israel y Hamás, iniciada por este último y que provocó la reacción de legítima defensa.

Escasa condena y menos solidaridad: señales de antisemitismo.

Las reacciones internacionales fueron desiguales; pocas condenas, silencios clamorosos y relativizaciones preocupantes, incluso  justificación y  apoyo a la masacre terrorista como en convocatorias inmediatas, menos de 24 horas, realizadas por organizaciones como Samidou (ilegal en diversos países), en Barcelona y Madrid, con asistencia de altos cargos del gobierno de España. La respuesta defensiva de Israel comenzó casi dos semanas después, tras recoger los cadáveres y ayudar a los heridos. Sin embargo  en esas manifestaciones antisemitas ya gritabann por parar un “genocidio” imaginario.

Numerosas instituciones, gobiernos y organizaciones sociales mostraron su incoherencia en declaraciones públicas y acciones concretas, hiriendo de nuevo a las víctimas y demostrando que muchos que presumen defender los derechos humanos lo hacen de forma selectiva, sometidos a cálculos políticos, alineamientos ideológicos o presiones diplomáticas. Fue un escándalo el silencio de ONU-Mujeres ante las sádicas violaciones y la violencia vicaria con bebes y familias o la inmoralidad de sectores del movimiento feminista que con su silencio validaron la violencia sexual como instrumento de guerra y terrorismo. Vimos las imágenes del horror.

También supuso una grave negligencia frente a las víctimas la ausencia de una reacción inmediata y contundente de organizaciones como Human Rights Watch, Amnistía Internacional y otras para exigir acceso a los rehenes, información sobre su paradero y garantías de su liberación. El inexistente acceso de la Cruz Roja a los famélicos y horrorizados rehenes en ultratumba, el no reconocimiento de la participación de asesinos de Hamás que trabajan en la UNRWA, y el silencio atronador de la mayoría de ONG de Derechos Humanos y de Solidaridad ante esos hechos criminales,  revela que en sus conductas, como en sus relatos, la penetración del antisemitismo es una realidad de sus organizaciones.

La cobertura mediática, desigual y sesgada, contribuyó a diluir la verdad, invisibilizando a las víctimas israelíes del 7 de octubre, relegando su dolor y enfocándose en los titulares propuestos y difundidos por el “Ministerio de Sanidad” de Hamás, con unos contenidos que, tras el primer impacto, en su mayoría se sumergieron en la banalización del horror, en el olvido de la autoría de los terroristas palestinos de Hamás y en la inversión del problema, criminalizando a Israel y magnificando todo tipo de respuesta, junto a la inveracidad y falsificación de imágenes, con cifras no contrastadas e increíbles, difundidas por Hamas, silenciando emplazamientos de guerra en escuelas y hospitales o con simulaciones de fallecimientos. La responsabilidad periodística exige rigor y equilibrio para no invisibilizar el dolor de una gran parte de las víctimas, ni legitimar el terrorismo. Esto no se ha producido. En muchos casos los medios están actuando como aparato de agit-pro al servicio de estrategias antiisraelíes, con retóricas antisemitas.

7/O: Crimen de Lesa Humanidad. Inicio de la guerra. Olvido de rehenes y refugiados.

En el plano jurídico, el ataque llevado a cabo desde la Franja de Gaza contra Israel ha sido calificado por numerosos especialistas y organismos como violación grave del derecho internacional, con indicios claros de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. El Tribunal Penal Internacional, tras el desarrollo de la guerra, señaló indicios para dos responsables del Gobierno de Israel (Netanyahu y su ministro de Defensa) y para dos responsables de Hamás (Sinwar y su lugarteniente). La mayoría de los medios y gobiernos solo señalaron a los primeros, ocultando a los segundos. La propaganda ha borrado el 7 de octubre y ha enfatizado las acusaciones de genocidio contra Israel, sin resolución judicial alguna y careciendo de rigor los informes jurídicos revisados. Funciona como un mecanismo retórico para desviar la atención de los crímenes cometidos por los terroristas palestinos de Hamás contra los israelíes y contra su propio pueblo gazatí que exhiben rasgos genocidas en sus métodos y objetivos, como expresa  su Carta Fundacional cuyo objetivo central es la eliminación de la existencia de Israel.

La macro-matanza sádica y brutal junto al secuestro de rehenes no tenía otra finalidad que provocar una reacción de guerra en un conmocionado Israel, masacre calificada por todos como el peor y más cruel pogromo desde el Holocausto. Una masacre que ha sido acompañada de ataques simultáneos y persistentes desde 7 frentes, mas otro global que persigue el aislamiento diplomático y social, además de instalarse en su deslegitimación como país, con relatos de doble rasero, olvidando otras situaciones o guerras, y la demonización de todas sus acciones, incluida la legítima defensa, en una campaña que incorpora una fuerte desinformación como arma estratégica emocional, que valida noticias falsarias, bulos, con fuente en Hamás o de sus apoyos de Irán y Qatar, y que además deshumaniza al conjunto del país, a su Estado, a sus empresas y trabajadores, a su sociedad civil, al deporte israelí, a la cultura israelí, y que se extiende a quien se relacione con Israel en un ejercicio de antisemitismo global nunca visto.

El desarrollo de esta maldita guerra, una guerra que Israel no quiso, ni la población civil gazatí deseaba, viene condicionada desde el principio por la no liberación de rehenes y por la negativa a deponer las armas, lo que convierte a Hamás y a sus apoyos en los principales responsables. La guerra podría parar inmediatamente, si Hamás libera a los secuestrados y entrega las armas. Ellos son el origen de los desplazados gazatíes en esta guerra urbana asimétrica, donde las Fuerzas de Defensa de Israel avisan a los ciudadanos gazatíes de sus objetivos de ataque para minimizar víctimas civiles, algo nunca visto con anterioridad en ninguna otra guerra, ayudando al desplazamiento de la población para acometer objetivos militares con mínimas bajas civiles, selectivamente, de ahí la larga duración de la misma. Llama la atención la negativa a acoger refugiados palestinos en los países colindantes y en general los países árabes que se unieron en el marco de la Liga Árabe para pedir la liberación de rehenes, entrega de armas y que Hamás debe ser desalojado del poder en Gaza. Mientras tanto, los intercambios temporales, los rescates puntuales y las treguas parciales se han llevado a cabo bajo el principio innegociable de priorizar la vida de los secuestrados.

“Desde el río hasta el mar”consigna de exterminio de Israel.

Tras el 7 de octubre, se documentó un aumento alarmante de incidentes antisemitas en todo el mundo. Manifestaciones en distintos países, en muchas ocasiones bajo el grito “Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá”. Consigna que ha traspasado la frontera de la protesta política para convertirse en expresión de odio. Un grito que no es inocente, ya que no aboga por la coexistencia -la creación de un Estado Palestino junto al Estado de Israel-, no pide paz, ni justicia, sino la desaparición del Estado de Israel, lo cual equivale a un llamamiento al exterminio de 10 millones de ciudadanos, negando el derecho a su existencia como país, a ejercer el derecho de autodeterminación como pueblo judío, y a su rica diversidad (árabes, drusos, cristianos, musulmanes…). Es decir, no reconocen la resolución 181 de la ONU que resolvía la partición del territorio en dos Estados que los árabes nunca aceptaron porque no aceptaban reconocer a Israel.

Esta consigna de exterminio ha sido impulsada desde manifestaciones hasta en centros educativos, en toda la sociedad, expresada por altos cargos de la política y ONGs de la sociedad civil, impulsada desde la extrema izquierda hasta el islamismo, incluyendo al neonazismo, y es el slogan que blandió Hamás en coherencia con su fundamento terrorista que niega ese derecho existencial de Israel, como muestra esta guerra que los terroristas si quieren y provocaron, no dudando en exponer a la muerte a los propios civiles gazatíes como escudos humanos permanentes, lanzando coheteria desde emplazamientos en hospitales y escuelas, para lograr una criminalización hiperbólica de todos los judíos, israelíes y sus afines, apoyado por muchos medios de comunicación y las élites políticas y financieras mundiales antisemitas.

Esta consigna  difundida por altos cargos de la política española, que se acompañó  de mapas que borran , hacen desaparecer a Israel para que mentalmente este país deje de existir, promoviendo una fantasía imaginaria coincidente con el objetivo de Hamas del borrado de la existencia de Israel.

La sociedad civil y las autoridades tienen la obligación de trazar con claridad la frontera divisoria entre la crítica política legítima a las acciones de un gobierno en el transcurso de una guerra y el desarrollo del antisemitismo. Por eso deben actuar con decisión frente a los delitos de odio antisemitas, protegiendo a los españoles judíos, a los israelíes en España,  y a los ciudadanos afines a estos,  condenando sin ambigüedades cualquier acto o palabra antisemita. Solo así nuestras calles, instituciones y universidades podrán volver a ser espacios de convivencia, respeto y seguridad.

Campaña del genocidio como eje actual del Antisemitismo. Los boicots

Sin resolución judicial y sin presunción de inocencia, se lanzo la acusación de genocidio para definir lo que sucede en Gaza mediante una campaña de un alcance nunca conocido. Es un término  jurídicamente impropio a la luz de los hechos. También se difundió la expresión del “Holocausto Palestino”. una auténtica afrenta a las víctimas judías del nazismo. Hablar en estos término criminales en un escenario de guerra, con  “alto el fuego”, intercambio de rehenes por terroristas y corredores humanitarios, no parece jurídicamente racional. Lo que no excluye la existencia de crímenes de guerra cometidos por los beligerantes que se han de investigar por tribunales internacionales.

El grito-consigna “Israel Genocida” es puro  antisemitismo, condena a todo un país, y además una expresión máxima de odio hacia toda aquella persona que opine que es  una acusación infundada. Nueva forma de antisemitismo que en su retorica, como en sus manifestaciones y conductas ha mutado sucesivamente, adquiriendo nuevas dimensiones globales. Da igual la incongruencia de que  Hamas, denunciador del supuesto genocidio, no quiera ponerle fin con la liberación de los rehenes, o de aquellos que con vehemencia insisten en que se esta produciendo no hagan presión sobre Hamas para que libere a los secuestrados.

Sostener que hay genocidio en base a que se promueve una hambruna, utilizando imágenes falsas de niños enfermos, como reconocieron algunos medios, no todos, o con falsa información sobre miles de bebes que morirían sin alimento en 72 horas, contrasta con los transportes de ayuda humanitaria que busca una distribución que llegue a la población civil y no controlen los terroristas; contrasta con los fornidos miembros de Hamas bien alimentados que roban la comida a los gazatíes y con los famélicos rehenes secuestrados en los túneles de la muerte que exhibe el terrorismo. Tildar lo que sucede en Gaza de genocidio, sin  localizar enterramientos y prohibida por religión la incineración, solo persigue criminalizar a toda la sociedad israelí, a las comunidades judías y a sus afines.

Superadas las acusaciones falsas de racismo, apartheid y colonialismo (aunque algunos lo sostienen en su relato), la guerra provocada por los terroristas de Hamás, que sin duda tiene resultados devastadores en Gaza, conllevará a judicializar crímenes por una y otras partes, como en toda confrontación, por lo que nadie debe oponerse a su investigación. Pero eso es muy diferente a negar la presunción de inocencia y pre-sentenciar como genocida a Israel, a todo el Estado y a todo un pueblo, lo que ni siquiera se hizo con Alemania, ni lo permite la Convención contra el Genocidio que señala que solo es posible acusar a sus responsables, en caso de que se hubiera cometido. La  generalización a todo un país y sus derivadas judeofobas a nivel mundial conforman la mayor campaña antisemita realizada desde el nazismoque también habrá de sustanciarse en los tribunales.

El 26 de mayo de 2016, los países miembros la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA), definieron qué es antisemitismo en una declaración de trabajo muy útil, señalando que «El antisemitismo es una cierta percepción de los judíos que puede expresarse como el odio a los judíos. Las manifestaciones físicas y retóricas del antisemitismo se dirigen a las personas judías o no judíos y/o a sus bienes, a las instituciones de las comunidades judías ya sus lugares de culto»Y entre sus ejemplos destacamos que son prácticas habituales de antisemitismo “establecer comparaciones entre la política actual de Israel y la de los nazis” y también “considerar a los judíos responsables de las actuaciones del Estado de Israel”. Hay mas prácticas en las que se incurre y la Declaración señala que los actos antisemitas son considerados delitos si así están tipificados; que los actos delictivos son considerados antisemitas cuando los objetivos de los ataques, ya sean personas o propiedades –como edificios, escuelas, lugares de culto y cementerios–, son seleccionados porque son, o se perciben como judíos o relacionados con judíos y que hay discriminación antisemita si hay denegación a los judíos de oportunidades o servicios disponibles para otros, y es ilegal en muchos países. En España ahora se producen numerosos incidentes antisemitas, como señala el Observatorio del Antisemitismo, sean delitos, infracciones administrativas o mensajes de odio.

El fanatismo antisemita ha producido agresiones, cancelación y hostilidad, exclusión y discriminaciones, insultos y calumnias, amenazas, escraches y acosos, violencias, cientos de hechos en España, muchos silenciados por el propio temor de las víctimas,  tienden a normalizarse. Es el caso de los boicots a las empresas o entidades que se relacionan con Israel. Hay jurisprudencia  contencioso administrativo del Tribunal Supremo, declarándolos ilegales  por discriminatorias, y resoluciones de Tribunales Superiores de Justicia de actuaciones en diversas universidades.

La falsaria campaña alcanza en España, no solo a Israel y los israelíes presentes, a los judíos españoles y a personas afines, hermanadas, solidarias o relacionadas, como es el caso de numerosas empresas, tal y como hemos visto en la Vuelta Ciclista a España, en compañías de transportes, en actividades culturales y deportivas, en todo ámbito, en un boicot que sigue las orientaciones de la acción antisemita del BDS, ilegalizado en diversos países, u otros hechos sucedido, como en el contexto de la provocadora Flotilla a Gaza que alberga  a personas vinculadas con Hamas. Campaña que pone en grave riesgo de seguridad y existencia a la propia sociedad occidental y a sus valores al ser la puerta de entrada del islamismo más extremo y que no pone en cuestión el fondo del problema: Hamas afirma que lo volvería a hacer, una y otra vez, hasta que desaparezca Israel.

Paz. Memoria, Dignidad y Justicia para las víctimas 

La masacre del 7 de octubre tuvo como objetivo provocar la paralización del los acuerdos de Abrahán firmados en 2020 entre Israel y países árabes con la mediación de EE.UU, que normalizaba sus relaciones con Egipto, Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Marruecos y Sudán. Una nueva geopolítica orientada hacia la paz que se quiso destruir con la masacre y la previsible guerra que se desencadenó, y con la posterior campaña antisemita en la que colaboran numerosos actores.  Esta devastadora guerra, requiere clarificar todas las responsabilidades. Afortunadamente no es Dresde, Nuremberg. Hiroshima y Nagasaki, Sbrenika, ni otros horrores que hoy  se viven, de los que no se habla, sin olvidar las masacres de los cristianos a manos yihadistas.

Deseamos profunda y encarecidamente la PAZ,  al igual que lo expresan los 22 estados de la Liga Árabe junto a otros países con intentos internacionales, en especial el impulsado por EE.UU. que reclama la liberación de los secuestrados, que Hamás deponga las armas y que esta organización terrorista no imponga el futuro política de Gaza, además de la desmilitarización con destrucción de tuneles, reconstrucción, fuerza de paz y elecciones libres y una furza de paz con un gobierno técnico, tolerncia y coexistencia religiosa, un total de 20 puntos para una Gaza pacificada, reconstruida y políticamente estable. Algo que debe asumir especialmente Irán.

En verdad queremos la Paz, a diferencia de los sectores radicales y  extremistas pro-Hamas que agitan en España y no trabajan con criterios pacifistas y que   instrumentalizan políticamente  la situación, evitando hacer presión a Hamas  que es  quien debe abrir el camino a la paz devolviendo a los secuestrados. Aquí confluyen los extremismos, ya sea el izquierdista, el neofascista o el islamista porque todos buscan la eliminación de Israel y la persecución de los judíos y sus afines.

La memoria es un deber moral. Preservar la verdad histórica del 7 de octubre es un acto de justicia hacia las víctimas, una forma de reparación y una advertencia frente a la normalización del antisemitismo. Olvidar o relativizar sería traicionar su dignidad humana y abrir la puerta a nuevas violencias, ademas de que el silencio y el olvido de estos hechos es otra manifestación de antisemitismo. Respetamos la libertad de opinión y la solidaridad con todas las victimas, siempre que se haga dentro de la legalidad democrática y sin antisemitismo, reiterando nuestra confianza en la justicia que es un derecho de todos los inocentes en los conflictos, pero no la manipulación propagandista de los hechos.

Transcurridos dos años desde el ataque del 7 de octubre han quedado cicatrices profundas en el pueblo israelí: familias rotas, comunidades atemorizadas, un país entero en duelo y una herida abierta que todavía exige respuestas. El sufrimiento del pueblo gazatí está ahí, lo vemos y nos solidarizamos con sus gentes, reclamando su liberación del terrorismo de Hamás que les oprime, les utiliza y los mata, ademas de impedir la Paz. Y siempre hay una certeza: la necesidad de exigir justicia, de exigir la devolución de todos los secuestrados, de garantizar la seguridad frente al antisemitismo y de levantar una memoria fuerte que sea escudo contra el olvido y garantía de futuro. La justicia y la memoria de las víctimas no son gestos simbólicos, son pilares indispensables de la reparación, la prevención y la convivencia democrática.

7 de octubre de 2023: ¡Ni olvido, ni silencio, JUSTICIA!

En España, octubre de 2025

COORDINADORA ESTATAL DE LUCHA CONTRA EL ANTISEMITISMO

c.contraelantisemitismo@gmail.com

Asociación Asturiana de Amigos de Israel
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