Este año, al celebrar la bendición de la condición de Estado judío, no podemos evitar ser conscientes también de los costos y sacrificios que nos exige. Son muchos.
Desde el 7 de octubre, en Israel hemos estado comprometidos en la lucha por la seguridad y la integridad de nuestra sociedad. Muchas personas de todo Israel, y de comunidades de todo el mundo, siguen en primera línea, combatiendo la oscura fuerza del terror que nos amenaza a todos y defendiendo la esencia misma del mundo libre.
Nos duele cada momento la continua atrocidad de nuestros hermanos y hermanas enterrados en las profundidades de la tierra, vivos y muertos, en una brutal violación de todos los códigos legales, humanos y éticos. Es indudable que no podemos empezar a sanar verdaderamente, ni podemos sentirnos completos, hasta que todos y cada uno de ellos sean liberados. Al mismo tiempo, el antisemitismo ha cobrado fuerza de múltiples formas en todo el mundo. Ha desafiado radicalmente la sensación básica de seguridad de las comunidades de todo el mundo.
Pero, amigos míos, este momento es más que solo dolor y pena. Nuestro camino es más largo y nuestro propósito más amplio que cualquier época de duelo. Junto con el dolor por lo que hemos perdido, también recordamos los profundos recursos que poseemos.
En estos tiempos difíciles, hemos visto cuánto nos apoyamos mutuamente en Israel y en las comunidades judías del mundo. Cuán profundos e inquebrantables son nuestros lazos, ante cualquier ola de odio y ante cualquier prueba. Cuánto significa para cada uno de nosotros como individuos el sentido de pertenencia, identidad, apoyo y orgullo. Y cuán profundo es el verdadero don mutuo que nos ofrece.
Este año, he conocido a miles de nuestros hermanos y hermanas en tantas comunidades y continentes, he visto a judíos de todos los ámbitos de la vida afrontar el desafío y mostrarse de tantas maneras diferentes, unos a otros y por Israel, que me ha inspirado y conmovido.
Al conmemorar este año el Día de la Independencia de Israel, escuchemos atentamente este don de nuestra conexión: el privilegio y la responsabilidad que tenemos de seguir escribiendo juntos nuestra historia judía. Y el eterno llamado a seguir luchando por lo que importa: por nuestros rehenes, por nuestro legado ético y por nuestro futuro compartido.
Envío mi más profundo mensaje personal de apoyo a cada uno de ustedes, dondequiera que se encuentren en el mundo. Que compartamos muchos momentos de verdadera alegría juntos, y desde Jerusalem les deseo a todos un Feliz Día de la Independencia.
*David Ben-Gurion, primer primer ministro de Israel, leyó públicamente la Declaración de Independencia de Israel el 14 de mayo de 1948. Según el calendario judío, el quinto día de Iyar, octavo mes del año civil, en el año 5708. El aniversario de esta fecha en el calendario judío se conoce como Yom Ha’atzmaut y generalmente cae en abril o mayo del calendario gregoriano. Este año se celebra desde la noche del 30 de abril hasta la noche del 1 de mayo.